Descripción
El viejo Florencio se sumerge en una depresión cuando sus queridos compañeros emplumados vuelan hacia el sur. Sus traviesas ardillas vuelan al cielo en máquinas improvisadas (utilizando, en parte, una piña y una botella de refresco) y siguen a los pájaros. Tras recibir la llamada a cobro revertido de las ardillas, Florencio recorre la carretera (a veinte kilómetros por hora) para unirse a los pájaros y a las ardillas. Una vez en Santa Vaca, descubre los coloridos pájaros coco, kiki y caramba y comienza a pintarlos. Al olvidarse del protector solar y del agua, el Sr. Florencio se pone rojo como un tomate y sufre un golpe de calor. Las ardillas lo reaniman, lo abanican con ramas de palma y le mojan su boca reseca, antes de sentarlo en su auto deportivo y llevarlo de regreso al norte a velocidades récord. El «¡Maaaalditas aaaaardillaaaaaaas!» de Florencio lo dice todo sobre su relación de amor y odio con estos animales.
Acuarelas, gouache y lápices de colores salpican la playa con granos de arena individuales. La extravagancia de los pájaros (uno de ellos, una réplica del viejo intratable pero del tamaño de un pájaro) es el complemento perfecto para el calor sofocante.
Descripción
«Las bufonadas visuales y el humor socarrón del texto se combinan con las expresiones típicas de Florencio para que este segundo libro de las Malditas ardillas sea un triunfo… De nuevo, para partirse de risa».
Reseña destacada, Kirkus Reviews
Descripción
Adam Rubin es el autor de referencia en los índices de ventas del New York Times y cuenta con una docena de libros ilustrados para niños, todos ellos aclamados por la crítica. Vivió en Barcelona durante varios años (y le encantó vivir allí) pero actualmente vive en Brooklyn, Nueva York (que también es agradable).
Daniel Salmieri es graduado en la University of the Arts in Philadelphia y vive en Brooklyn, Nueva York. ¡Esas malditas ardillas! fue el primero de sus muchos y amados libros ilustrados. Jura que ninguna ardilla resultó herida en la elaboración del libro.